Al momento de tomar la decisión de formar parte de una buena cooperativa de transporte de mercancías por carretera hay mucho que tomar en cuenta. Una de esas cosas es valorar lo que cambiará al momento de prestar servicios de esta manera.
Si bien se hará lo mismo, se hará de una manera diferente. De hecho, también es válida la duda para aquellos que incursionarán por primera vez en el sector, que tienen su primer camión y quieren ponerse a producir en algo que les permita obtener mejores oportunidades profesionales y calidad de vida.
En ese sentido, las diferencias no tienen tanto que ver con el servicio como tal, que siempre será la carga o el transporte de mercancías por carretera con un camión, furgoneta o tractora, sino que tienen más que ver con la forma en que se producen estos servicios.
Gestión de “todo lo demás”
Desde las cuestiones que tienen que ver con la declaración de impuestos, e incluso, hasta los acuerdos comerciales con los clientes, todo corre por parte de la organización o la cooperativa, de manera que el transportista se libera de todas esas cargas y podrá sólo concentrarse en la prestación de los servicios a bordo de su camión, dejando la agenda vacía de esas tareas secundarias que si bien son necesarias, no necesariamente las tendría que hacer él en este caso.
También debe hacerse una mención a las diferencias con respecto a quienes pagarán los peajes, el combustible, el coste de mantenimiento, los aparcamientos y demás costes directos del trabajo, que siempre corresponderán a las cooperativas, en algo que si bien se asume como un coste de la profesión y un “gaje del oficio”, para los que transportan mercancías en nombre de una cooperativa, no es algo que deban asumir y que posiblemente les genere un margen adicional de ganancias.
Dicho de otra manera, trabajar para una cooperativa de transportes puede dar pie a una mejor forma de trabajar, con menores responsabilidades, con funciones más relajadas y que no por ello será un trabajo menor remunerado o con menores posibilidades de crecimiento, sino que en la mayoría de los casos se dará completamente lo opuesto, siempre y cuando se elija una cooperativa segura, con trayectoria, alejada de las malas prácticas que se tienen como “normales” actualmente en el sector.