Dentro del mundo del transporte de mercancías por carretera, y se podría decir que de la logística en general, hay muchos términos que todos los transportistas deben conocer. Uno de los más importantes es el de las bolsas de carga.
Si bien pudiera darse el caso de que los transportistas más jóvenes desconozcan el término y lo asocien, erróneamente aunque con algo de sentido, a recipientes para guardar las mercancías, se trata de uno de los fenómenos que ha cambiado para siempre la manera de trabajar en el sector.
Las bolsas de carga
Al igual que existe una bolsa de valores o mercado de valores, donde diversas personas venden y compran mercancías y, lógicamente, valores; y al igual que existen bolsas de trabajo (algunos sitios web conocidos se describen como tales) donde los profesionales publican sus hojas de vida laboral o directamente se postulan a proyectos que las empresas u otros profesionales ofrecen, las bolsas de carga tienen algo de similitud con ambos ejemplos.
En teoría, y siendo una definición más bien austera, las bolsas de carga son espacios de interacción sin intermediarios (al menos no explícitamente) donde las empresas que necesitan transportar mercancías publican sus solicitudes dentro de un sistema similar a un tablón de anuncios. La contraparte, los transportistas, hacen lo propio y pueden publicar las rutas que realizan, las que saben que realizarán en los próximos días o semanas, y de esa manera también encontrar empresas que necesiten enviar mercancías en una ruta idéntica o similar.
El funcionamiento de las bolsas de carga y el de las bolsas de trabajo podría ser, por ende, similar, aunque la primera estaría totalmente enfocada al sector del transporte de mercancías. Se dijo antes que suponía uno de los últimos fenómenos del sector, puesto que se están usando para absolutamente todo y en algunas ocasiones por personas ajenas al sector. Pero su utilidad originaria estaba referida a evitar los retornos vacíos, otro de los fenómenos modernos que tiene que afrontar un transportista, sobre todo si se trata de autónomos.
Principales características y ventajas
Los retornos vacíos. Posiblemente se trate del principal problema que tienen que enfrentar todos los trabajadores autónomos del sector del transporte, pero sobre todo, las pequeñas empresas y sociedades cooperativas que intentan brindar servicios competitivos en este rubro.
Y es que los kilómetros que se realizan sin mercancías (mayormente los del retorno tras un servicio) suelen a menudo restar todas las ganancias posibles a dicho servicio, lo que se traduce en que muchas veces se tenga que cobrar de más a los clientes tan sólo para compensar esa falta. Los servicios de bolsas de carga estaban destinados precisamente a esto; a proveer a los transportistas de un método para poder concretar acuerdos seguros y a precios razonables para que esos retornos no supusieran pérdidas, sino que incluso maximizaran las ganancias.
El tiempo muerto. Si gastar combustible y perjudicar el estado óptimo del camión pareciera poco, otro de los problemas que las bolsas de carga resuelven es el hecho de evitar el tiempo muerto, es decir, ese tiempo que suelen tomarse los transportistas para intentar concretar una carga de retorno y así evitar los kilómetros en vacío. Algunas veces puede ocupar semanas, mientras que en el peor de los casos pasará de las 12 horas de espera, que influyen directamente en todos los costes.
Competitividad desleal. En el último tiempo, muchos usuarios han denunciado que las bolsas de carga se han convertido, más bien, en sistemas de pujas donde la mayor parte del tiempo se llevarán las ofertas aquellos transportistas que cobren muy por debajo de las medias del sector. Eso explica por qué muchos profesionales de este sector no ven con buenos ojos a esta clase de plataformas, por más que tengan sus ventajas, como ya se han hecho evidentes.
Conclusiones
Desde luego, desde esta tribuna no se va a demonizar a lo que lógicamente tiene sus ventajas o puntos fuertes. Las bolsas de carga evitan uno de los males más conocidos de los transportistas: los retornos vacíos. Eso indirectamente se traduce en una reducción notable de emisiones de CO2, tanto por evitar que otro camión tenga que hacer el mismo trayecto para esa mercancía, mientras el camión del transportista viaja vacío, como por la optimización y la eficiencia general de las rutas producto de la no necesidad de saturación de las mismas.
Sin embargo, la competencia desleal y el acuciante reporte de abusos son algunas de las cuestiones que quedan por resolver para, por encima de todas las cosas, beneficiar a los mejores transportistas.