En el transporte de mercancías por carretera, la cantidad de camiones diferentes que se pueden usar es evidente. Sólo basta con asomarse a la autopista. Sin embargo, si se hace una diferenciación de acuerdo a su estructura, sólo hay dos tipos: los camiones rígidos y los articulados.
Mientras los camiones articulados le deben el nombre a la articulación que une la cabina (una pieza) con el remolque (la otra pieza), los camiones rígidos están formados por la cabina y el remolque o plataforma de carga dentro de la misma estructura.
Esa sería la principal diferencia entre ambos, por no decir la única, pero también podría decirse que mientras los camiones articulados tienen en su cabeza tractora la posibilidad de articularlos a cualquier remolque diferente, los camiones rígidos salvo una adaptación importante sólo tienen una plataforma de carga, que suele venir con ellos de fábrica.
Ventajas
Coste: no hace falta decir que se trata de vehículos mucho más baratos que los demás. Dentro de este tipo de camiones algunos especialistas incluyen a las furgonetas, a pesar de que no debería ser lo correcto (por más que también se utilicen para carga y tengan todo dentro de un mismo chasis). Por su coste, representan casi siempre la opción para los transportistas autónomos, tanto para compra como para alquiler.
Mantenimiento: al tener un mercado mayoritario, suelen ser más fáciles y baratos de mantener. Además de ello, muchos transportistas profesionales sabrán ejecutar cualquier mantenimiento preventivo y hasta correctivo para cumplir con las demandas de la ruta, algo que suele ser menos probable en el caso de los grandes camiones con remolque.
Rapidez: son mucho más eficientes en el consumo de combustible, se modernizan con mayor facilidad por parte de los fabricantes y son los más utilizados para trayectorias urbanas o regionales. Todo eso tiene que ver con que son rápidos y ágiles, a diferencia de los camiones con remolques, que son más pesados aunque más fiables para rutas largas.
Facilidad de conducción: lo anterior se traduce en que son más fáciles de conducir, o mejor dicho, no hay tantos riesgos dentro de la conducción. Por eso, suelen ser la opción principal de los conductores jóvenes que quieren comenzar en el mundillo.
Desventajas
Los camiones rígidos representan la mayor parte de las flotas logísticas por tierra en la actualidad, seguidos de las furgonetas y finalmente de los camiones con remolque y los llamados megacamiones.
Eso no quiere decir que ser popular sea lo mejor, ya que como todo, tienen algunas desventajas importantes:
Capacidad de carga: hasta un 70% menos que un camión con remolque, por lo que pocas veces saldrá tan rentable para hacer rutas largas, a no ser que se trate de camiones especializados en algún tipo de mercancía peligrosa, de alto valor o con cuidados especiales.
Mayor desgaste: suelen moverse más que los camiones articulados, por lo que se desgastan más rápido. Eso incurre en la depreciación, pero también en el mantenimiento requerido.
Estabilidad: es habitual en entornos de transportistas profesionales hablar de los riesgos de conducción ante situaciones complicadas (rutas empinadas, mojadas, pasos inestables) de este tipo de camiones, y tiene que ver con que no tienen tracción en todos los ejes, como sí suele suceder con los camiones con cabeza tractora, por lo que son más potentes y estables.
Conclusiones
El camión rígido es la primera compra de la mayoría de los transportistas autónomos. Y no está mal. De hecho, está perfecto para empezar en este negocio. Además, cuando se especializa en el transporte regional o local, es la mejor decisión con respecto a su potencial de ganancias, ya que son especialmente fiables en rutas cortas.
Por parte de los socios de una cooperativa, tener un camión rígido significa tener que incurrir en menos gastos, desde los seguros, desde el alquiler, el combustible o el mantenimiento. Por supuesto, son puntos de vista y luego los camiones con cabeza tractora y remolque pueden ser los mejores para muchos otros transportistas.
