La transmisión en el camión: Fallas comunes y consejos para solucionarlas

Conducir un camión transportando mercancías puede ser una de las tareas más arduas que existen. También, claro está, una de las más apasionantes y que se convierte en la forma de vida de muchas personas.

Para que el transporte de mercancías siempre permita obtener resultados, los camiones deben estar en el mejor estado posible. La mayoría de las veces eso significa que se realicen los mantenimientos a tiempo, pero en otras ocasiones, implica saber cómo resolver ante situaciones puntuales que se presenten, sobre todo cuando se trata de piezas críticas.

La transmisión en los camiones de transporte de mercancías

Los vehículos de carga tienen necesidades particulares de rendimiento y potencia bruta. Aparte, siempre llevarán una carga que puede representar incluso más del 100% con respecto al peso en vacío de dicho camión. No en vano deben estar siempre al 100% desde lo mecánico.

Dentro de las piezas o partes necesarias para que un camión funcione bien, especialmente en lo que tiene que ver con el rendimiento, la eficiencia y la potencia bruta, la transmisión es posiblemente el elemento más importante después del motor, siendo esta mucho más probable que falle alguna vez con respecto al segundo.

¿Por qué es importante revisar la transmisión?

En los vehículos de carga, gran parte de la eficiencia del proceso de conducción se deriva de las pocas pérdidas de potencia, de combustible y de energía que se produzca en sus engranes.

Por eso, cuando la transmisión está en mal estado, hay muchas situaciones que comenzarán a ocurrir.

Pérdida de potencia

O lo que se diría, relación. Es decir, que el motor estará produciendo mucha más potencia de la que luego la transmisión envía a las ruedas. Es algo muy común, pero que en camiones modernos debería ser estrictamente lo contrario, porque los motores llevan instalados dispositivos adicionales que garantizan un diferencial a favor de la transmisión.

Es decir, que el motor siempre debería trabajar más descansado de lo que la transmisión recibe, y no al revés. La aceleración o la sensación de que el motor va forzado, pero el camión va lento o sin fuerza, es un indicador de fallas en la transmisión.

Gasto excesivo de combustible

Relacionado directamente con el punto anterior, porque al no proveer de la suficientemente potencia del motor a la transmisión, la decisión inmediata será acelerar más hasta lograr esa velocidad o esa fuerza que se pretendía. El problema es que cada vez que se aumente la velocidad, se aumentará exponencialmente el consumo de combustible.

Si bien las fallas en la transmisión no serán las que provoquen mayor despilfarro de esto, sí puede ser una cantidad que en los casos más graves duplique el gasto de combustible.

Falta de confort en la conducción

Que el transporte de mercancías por carretera es un trabajo exigente no se puede negar, pero dentro de todo, tener un camión en condiciones ayuda a que la sensación sea más confortable y llevadera.

Cuando la transmisión no funciona bien, todo eso se pierde, porque las marchas deben hacerse con fuerza, nunca se puede dejar de aguantar la palanca porque perderá esas velocidades, el vehículo vibrará, entre otras tantas sensaciones que entorpecerán la experiencia diaria del oficio.

¿Qué hacer?

Actualmente dar con este tipo de fallas es más fácil, sobre todo en camiones modernos. Los híbridos, por ejemplo, suelen fallar mucho menos en este sentido, ya que algunos tienen transmisiones sin muchos cambios de velocidad.

Aparte, la tecnología juega un papel importante al respecto. En nuestro caso, como cooperativas, al gestionar una flota diligentemente y planificar los mantenimientos, las posibilidades de que este tipo de fallas ocurran son mínimas. Y sí, como en todo, siempre dependerá de lo bien que se hagan los mantenimientos preventivos, y en qué tiempo.

Lubricado de la transmisión

La causa de fallas más común en los camiones de carga es que se pierde aceite o lubricante, porque se evapora o conforme pasa el tiempo se hace menos denso.

Verificar que siempre se encuentre al nivel, pero además, verificar que no existan problemas que estén recalentando el sistema en ese sentido, es lo más lógico que se puede hacer.

En segundo lugar, detectar fugas, que es otra situación común. Las fugas son el principal enemigo de la falta de lubricación en la transmisión.

Revisiones a tiempo

Pasar por el taller siempre que los tiempos lo digan (incluso si no se presenta ninguna falla aparente) es la mejor solución. Normalmente, las fallas en la transmisión avisan porque se van agravando progresivamente.

Sin embargo, la naturaleza de nuestra labor exige que, por ejemplo, se deba conducir una semana hasta llegar al taller autorizado, porque se está prestando algún servicio. Siempre, mejor revisarlo antes que después.