En el hermoso trabajo del transportista, la conducción segura, confortable, eficiente y con el mejor rendimiento posible es una necesidad. Sin esto, infinitas cosas pierden su sentido, los gastos se incrementan innecesariamente, la seguridad vial se ve afectada.
Para que la conducción sea segura y confortable siempre se requiere de que todos los elementos funcionen bien. Con elementos, obviamente, se hace referencia a las partes críticas del vehículo, pero también a la combinación irrevocable de camión – tripulación. Hoy, hablamos de la suspensión.
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La particularidad necesidad de la suspensión en los camiones
La suspensión, en general, absorbe los desniveles de las rutas, los baches y demás, evitando que ocasionen daños estructurales en el chasis y el vehículo en sí, al tiempo que también se evitará la pérdida de confort y control durante la conducción. Por tanto, su simple existencia ya evita miles de accidentes.
Pero además de eso, en los camiones hay particularidades que hacen que la suspensión sea todavía más importante.
Los camiones de transporte de mercancías, y aquí se puede mencionar desde pequeñas furgonetas de transportar paquetería en zonas urbanas hasta los semirremolques que hagan carga internacional, deben soportar una cantidad de trabajo muy diferente a los coches convencionales.
En primer lugar, la distancia, la carga que llevan consigo y la velocidad a la que transitan (considerando su peso o tara), precisan de una suspensión que demuestre total fiabilidad.
A eso hay que sumarle las condiciones climáticas, los tipos de caminos que se transitan, los neumáticos y su presión, dando como resultado una parte del camión que no sólo es indispensable, sino que lo es aún más en referencia a su mantenimiento.
Riesgos de suspensión en mal estado
Cuando se habla de la suspensión, en el 95% de los casos se está hablando de los amortiguadores, que son la parte más importante de todo el sistema, aparte de ser el más probable de presentar fallas.
Al trabajar como transportista, los riesgos de una suspensión en mal estado o con nulo mantenimiento, se agravan, afectando no sólo a la mercancía que transporta, sino directamente a la integridad de sus tripulantes.
Y es que una suspensión que no esté funcionando debidamente presentará fallas comunes como las siguientes:
- Los neumáticos pueden pincharse o reventarse, sin más, producto de que no hay una correcta absorción de desniveles y golpes en la suspensión, siendo los neumáticos los que absorban parte de ello.
- Se pierde adherencia al conducir. Por ende, se pierde estabilidad, calidad de frenado, y en carreteras con climas adversos, la posibilidad de conducción segura puede llegar a ser inexistente.
- Un riesgo común, a la vez que un síntoma de que la suspensión requiere mantenimiento, es que al tomar curvas el camión tiene dificultad para trazarlas o, mejor dicho, para equilibrar su posición con respecto a esta, quedando más bien inestable.
Revisiones comunes en la suspensión de un camión
Si se trabaja en el transporte de mercancías, pero en general, independientemente del trabajo, siempre se advierte que antes de salir a la ruta se verifiquen todas las cosas que sean necesarias. Tomará cuestión de 10 o 30 minutos máximo, pero evitará sustos y problemas más adelante.
En lo que tiene que ver con la suspensión, las revisiones son sencillas. Es imprescindible contar con un taller de confianza (algunas cooperativas cuentan con este servicio como valor añadido), por si el problema necesita de una solución importante.
Fisuras y fugas
El amortiguador, el resorte gigante, debería funcionar correctamente siempre que no haya fisuras. Cada fisura existente aumenta el riesgo de que la suspensión se quiebre, pero ya con la simple existencia de alguna, el vehículo dejará de ser totalmente estable y de absorber los desniveles como debería.
Verificar que no existan fisuras ni fugas de aceite por la suspensión es vital.
Revisión prudencial
Normalmente, en los coches, se recomienda revisar la suspensión cada 6 meses. En los camiones de transporte de mercancías este periodo debe acortarse prudencialmente, debido a la naturaleza del trabajo. Se recomienda hacerlo cada 3 meses.
¿Qué se hace? Pues, se engrasa el chasis y su conexión con la suspensión; se reemplaza la tornillería, se limpia el óxido, la acumulación de suciedad, aparte de que detectará las fallas más comunes.
Sin lugar a dudas, la detección de fallos en la suspensión se dará seguramente en carretera. Apenas se sienta que la conducción ha dejado de ser confortable, que se pierde estabilidad o que los neumáticos no se gastan de manera uniforme, podría estarse presentando ya un problema relacionado con la amortiguación del vehículo de carga.