La cuestión está planteada. Para la mayor parte de la industria logística, los camiones eléctricos son el futuro de manera innegable y constatada con los datos. Sin embargo, como suele suceder, cada situación tiene sus matices y las partes en disputa, que no por ello incompatibles, cada una pone sus ventajas sobre la mesa.
En la mayoría de los países desarrollados y, también, en los países desarrollados en la industria logística de capacidades globales, los camiones eléctricos plantean el presente y el futuro. En muchos otros, el escepticismo y algunas desventajas notorias impiden que ese cambio se propicie definitivamente.
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Necesidades distintas
Los camiones eléctricos ofrecen una modalidad de trabajo que, gracias a alimentarse con electricidad (a diferencia del combustible de los motores diésel), pueden operar a mucho menor coste de alimentación para operativa, de igual modo se espera que con mayor eficiencia.
Una eficiencia que será determinante sobre todo a la mitad de su vida útil y en adelante, momento en el que todos los motores diésel, incluso los mejor mantenidos, comenzarán a perder potencia de forma natural. Los motores eléctricos, exceptuando la capacidad de almacenamiento de energía, no pierden esa potencia a lo largo de su vida útil.
Pero claro, se habla de ventajas y de desventajas, pero en realidad, se debe hablar de necesidades distintas. Como suele decirse, cambiar algunos problemas por otros. Sobre el mantenimiento de ambos tipos de motores y cuál puede ser mejor, hablamos hoy.
Diferencias puntuales
Los motores eléctricos no consumen combustible, sino que se cargan de energía. Suelen proporcionarlas las baterías.
Los motores diésel tienen muchas más piezas mecánicas. Los motores eléctricos funcionan con electrónica de última generación.
Los motores eléctricos no requieren de fluidos para evitar el desgaste, como el aceite de motor o el líquido refrigerante.
El mantenimiento de los motores diésel es regular. Si no se hace a tiempo, el motor se resiente y los gastos de consumo se disparan.
Los motores eléctricos no necesariamente precisan mantenimiento, aunque claro, tienen partes que necesitarán ser reemplazadas.
El mantenimiento de ambos motores, detallado
Dicho lo anterior, más que nada de modo introductorio, ahora es tiempo de hacer énfasis en los aspectos más destacados, para el día a día, porque actualmente puede resultar hasta conveniente adquirir un camión eléctrico o híbrido, permitiendo no pagar algunos impuestos, disfrutar de bonificaciones de otros tipos, no tener que cumplir con normas de emisiones, y el ahorro de combustible y mantenimiento. El alto coste con respecto a un camión diésel es algo a considerar también, saliendo más rentable la opción tradicional.
Neumáticos
El gasto principal de los camiones de transporte de mercancías. En el caso de los camiones eléctricos, siempre utilizarán neumáticos de baja resistencia a la rodadura. Es decir, óptimos en consumo y en potencia.
La desventaja de esos neumáticos es que son muy costosos (de hecho, también existen neumáticos de baja resistencia para camiones normales), por lo que mientras en un caso su uso es obligatorio, en el otro es opcional y a juicio de cada uno.
Sistemas de frenado y suspensión
Opciones alimentadas por software y en el caso de los frenos, la tecnología regenerativa. De nuevo, son sistemas que están a disposición de cualquier clase de vehículos de carga, pero que en el caso de los eléctricos suelen venir así por defecto.
Los camiones eléctricos en ese caso no precisan de mayor mantenimiento, por no decir ninguno; mientras que los camiones diésel ameritan mayor atención, sobre todo por el engranaje perfecto que deben tener la suspensión, los frenos y la dirección, que salvo en camiones modernos, habrá que prestar atención a cada detalle para evitar fallas en los momentos inoportunos.
El futuro, pero tal vez no el presente
La diferencia más grande entre ambos tipos de camiones es, en la actualidad, la mano de obra especializada para talleres, para mantenimiento y sobre todo para reparaciones más graves. En el caso de los camiones convencionales, los talleres autorizados por las marcas y, sobre todo, la cantidad excelsa de profesionales de calidad para cubrir la demanda es notoria.
Pero en los camiones eléctricos todavía eso no es posible asegurarlo. Sí, las marcas o fabricantes ofrecen soporte y todo lo necesario, pero los costes de nuevo suelen ser muy elevados en comparación, lo que sumado a todo lo anterior puede hacer que aunque sean más eficientes y más ahorradores al largo plazo, en el plazo corto y mediano y ante una realidad de mercado como la actual, salvo empresas gigantescas del sector o como arma publicitaria de alto impacto, los camiones diésel seguirán siendo los más utilizados durante los años venideros.